La Meditación Formal

Meditar es la vía directa para conectar con tu paz interior. Es la práctica más antigua que se conoce y al mismo tiempo la usa la psicología moderna en la actualidad avalada por las neurociencias. En estos miles de años de por medio nada ha sido tan efectivo como meditar, por eso sigue vigente.

Meditar es una práctica mental en la que se entra en un estado de conciencia contemplativo y de aceptación tanto de lo que hay (lo que sucede en el exterior del meditador) como de lo que es (los pensamientos, las emociones y el propio cuerpo).

En la meditación formal primero se calma la mente, tanto de su parloteo exterior como del interior (rumiación); dicho de una forma más rigurosa: se reduce el número de pensamientos por minuto. Los hindúes comparan la mente con un mono enloquecido que va saltando (cambia) incesantemente (inestabilidad) de rama (pensamiento) en rama (pensamiento). El antiguo filósofo griego Platón (siglo V a.C.) ya usó la metáfora del caballo desbocado (pensamientos) que el auriga (la voluntad del Yo) tenía que domar para controlar su vida.

Una vez se consigue tranquilizar la mente, se va disolviendo el ego, desaparece su apego y queda un estado de presencia que contempla con desapego todo pensamiento, emoción y sensación (incluso el dolor). A esta presencia también se la conoce con los nombres de: observador, testigo, yo-soy, conciencia, y principio rector (estoicismo).

A pesar de las diferentes técnicas o tipos de meditación que existen podemos decir, de forma general, que MEDITAR o la MEDITACIÓN FORMAL (Sedente) es: la práctica o proceso de observación, momento a momento, de los pensamientos, imágenes mentales, emociones, sensaciones corporales y percepciones del entorno que se experimentan en la quietud de la postura y del silencio intencionados, sin juzgarlos y dejándolos pasar sin enredarse en ellos. 

Aunque encontremos, desgraciadamente, en muchos libros, revistas e internet la práctica de la meditación definida como una «herramienta«, no lo es. Hoy en día «herramienta» es una palabra cajón de sastre donde cabe casi cualquier cosa. Hablando con propiedad, «meditar» es un proceso y una práctica, y «meditación» es el estado mental al que se llega mediante dicha práctica o proceso. Meditar está relacionado con el hacer (seguir una serie de técnicas) y meditación está relacionado con el ser o el estar (de una forma mental determinada).

Uno de los aspectos más importantes en el desarrollo personal es la importancia de la meditación. El ritmo de vida occidental es acelerado y muchas veces frenético, no nos permite encontrar esos minutos de calma y conexión interior tan valiosos para podernos relajar y disfrutar de la vida sosegadamente. Pero hay que buscar este tiempo.

A medida que el practicante se vuelve más experto en meditar, va notando otros cambios en la vida, más difíciles de cuantificar científicamente pero igualmente reales:

  –  Mayor tolerancia a la frustración: uno no se obsesiona con los pensamientos negativos.

  –  El estado anímico se ve menos afectado por la percepción imprecisa de la realidad y de las decisiones irracionales y reglas de comportamiento estereotipado. Debería ser obvio como esos cambios mejoran el periodo de pre-competición, que tiende a estar lleno de dudas, preocupaciones e intentando predecir el futuro.

  –  La persona aprende a concentrarse en el ahora, aprende a vivir en el presente y deja de preocuparse por el pasado o el futuro.

Los BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN FORMAL (o sedente), demostrados por las neurociencias, son:

  • Reduce el estrés favoreciendo la tranquilidad
  • Incrementa la concentración
  • Aumenta la memoria
  • Desarrolla la Conciencia
  • Mejora el equilibrio emocional
  • Ayuda a dormir mejor
  • Mejora el estado anímico
  • Favorece la creatividad
  • Combate la tristeza y previene la depresión
  • Ayuda a controlar la ansiedad
  • Desarrolla la Inteligencia Emocional
  • Mejora las relaciones interpersonales